Capítulo 3: La cena
de bienvenida.
Changmin llegó corriendo a su casa, completamente agitado,
como si hubiera corrido una maratón de horas, aunque fueron tan solo unos minutos.
Se dirigió a su taller y se tiró en el sillón, para hundir luego su cara en un
cojín, sentía su cara arder, se encontraba en un estado desconocido para él,
enojado, avergonzado, inquieto, todo mezclado y sin saber la razón del porque
se comportó tan impulsivamente, cuando jamás en su vida lo había hecho. Fue
como si explotara, pero no tenía clara la razón de su extraño comportamiento,
ya que después de todo, el otro muchacho no había dicho y hecho absolutamente
nada.
-¿Qué me pasa? –Dijo, pasando repetidamente las manos por su
cara. De algo estaba seguro, ahora definitivamente no quería verlo más, por
nada del mundo. Pensó esto último, tirándose nuevamente boca abajo en el
sillón.
*
A Jaejoong se le quitaron de inmediato las ganas de seguir
nadando, de hecho todavía pensaba que había sido una ilusión, y que nada de lo
que pasó fue realidad. No podía creer que ese hombre, le hubiese gritado todas
esas cosas, sin razón alguna, porque de algo estaba seguro, no era culpa de él
que siempre lo viera en estas situaciones, fue solo coincidencia, además porque
tenía que darle explicaciones a un desconocido, si él quería andar desnudo por
ahí, lo haría sin dudar.
A medida que continuaba pensando, más se estaba molestando,
era un maleducado, mal genio, un ogro o mejor dicho, como le había parecido de
niño, un verdadero monstruo. Que se creía para gritarle así, ya en este punto,
Jaejoong estaba completamente de mal humor, así que se vistió para irse
rápidamente, y contarle a su abuela lo horrible que era, el supuesto amable y
respetuoso vecino.
Cuando estaba a punto de irse, vio las dos bolsas repletas de
fruta y se dió cuenta que debían ser de Changmin, por un momento pensó en dejarlas
ahí, pero de inmediato se arrepintió, ya que sería un desperdicio, por lo que
tomó las dos pesadas bolsas y se dirigió a la casa de su abuela, aunque pensó
que lo correcto sería ir a dejárselas a los vecinos, pero no quería volver a
ver al hombre que lo había tratado tan mal y que por cierto lo desconcertaba
mucho.
Mientras se acercaba a la casa aún no decidía si llevar la
fruta a los vecinos o a su abuela, hasta que vio a un joven en silla de ruedas
en las afueras de su casa conversando amenamente con su abuela, así que sin
pensarlo se dirigió a la casa de los vecinos.
Cuando su abuela lo vió acercarse, sonrió ampliamente y no
tardó en presentarlos como hace tiempo quería hacerlo, estaba segura que se llevarían
muy bien y aunque sea por un corto tiempo serían buenos amigos.
-Mira, Junsu. Este es mi nieto Jaejoong. –Dijo la abuela.
-Mucho gusto. –Dijeron ambos, al mismo tiempo. Causando la
risa de los tres.
Como lo pensó, su nieto y Junsu, congeniaron de inmediato.
Jaejoong siempre tuvo ese efecto en la personas, no solo era muy sociable y le
gustaba conocer muchas personas, sino que también desprendía una aura de
vitalidad y alegría, era un encanto su adorado nieto, según su abuela, quien lo
decía siempre a quien quisiera escucharla.
Cuando lo vieron con ambas bolsas de frutas, Jaejoong no
supo que decir, no podía contar el episodio de hace unos momentos, así que dijo
simplemente que eran para Junsu. Éste reconoció las bolsas que se llevó
Changmin en la tarde, así que amablemente lo guío a su casa para que las depositara
en la mesa de la cocina, mientras su abuela volvía a su casa, porque le
quedaban cosas por preparar.
Jaejoong no pudo dejar de admirar la casa vecina, tenía
rampas en todas las entradas y los muebles y mesas se encontraban a baja
altura, todo para facilitar el acceso de Junsu a los lugares indispensables de
su hogar y estaba hermosamente decorada, lo que le daba un ambiente muy
acogedor. Además Junsu resultó ser muy agradable, esta vez su abuela no se había
equivocado sobre el carácter de uno de sus vecinos, y ahora en vez de pensar
que Junsu era el más afortunado en esa relación, por tener a alguien que lo amara
incondicionalmente, cambió de opinión ya que era todo lo contrario, el real
afortunado no era más que el ogro gruñón, que conoció hace un rato.
-¿Por qué Changmin te pidió que trajeras las bolsas?
–Preguntó de repente Junsu, con curiosidad, cuando ya se encontraban en la
cocina y Jaejoong había dejado las bolsas en la mesa.
-¿Tuvo que ir a otro lado? Y a todo esto ¿cuándo lo
conociste?
Jaejoong no supo que contestar, porque realmente no lo
sabía, ahora sintió que fue un error llevar esas bolsas, porque ahora no tenía
idea de cómo explicar lo que pasó en el lago, así que optó por mentir e irse lo
más rápido posible de ahí.
-Sí, tienes razón, me pidió que trajera las bolsas, pero no
sé a dónde tenía que ir, no me lo dijo, pero seguramente te lo dirá en cuanto
llegue, ahora es mejor que me vaya para ayudar a la abue. -Lo dijo todo muy rápido tratando de no
parecer tan nervioso.
-Está bien, nos dijo que a las siete nos esperaba para la
cena, nos vemos entonces. –Le dijo Junsu haciendo ademán para acompañarlo a la
puerta. –Pero Jaejoong se adelantó.
-No te preocupes, no tienes que acompañarme, nos vemos más
rato entonces. –Se despidió Jaejoong con una sonrisa, pero con un leve malestar
en el estómago, su abuela no le dijo que iba a hacer la cena hoy, pero se
imaginó que no se aguantaba las ganas para presentarlos, si supiera que uno de
sus vecinos ya lo odiaba y lo peor de todo es que no sabía el porqué.
Muy distraído, se dirigió a la puerta principal y en cuanto
la abrió chocó con lo que le pareció una muralla, pero por las fuertes manos
que le sujetaron los brazos, se dio cuenta de inmediato que con lo que chocó
fue un fuerte y gran cuerpo.
De inmediato se miraron a los ojos y ambos quedaron de nuevo
inexplicablemente con la mente en blanco, el primero en reaccionar fue Changmin
quien en apenas un susurro, le pregunta.
-¿Qué haces aquí? –Y sin notarlo, aumentó la fuerza en el
agarre, en el que lo tenía sujeto.
Jaejoong se demoró un poco más en reaccionar y fue cuando
sintió a Junsu acercarse por el ruido de la silla, en ese momento Changmin lo
soltó tan rápido, como si de repente el contacto le quemara.
-¿Changmin? ya llegaste. -Dijo Junsu. Una vez que se acercó
a la entrada.
-Sí, justo le estaba diciendo que ya te entregue la fruta
como me lo pidió, así que ahora me voy. -Trató de decir todo esto, lo más
normal posible con una sonrisa y luego se dirigió a Changmin.
-No te preocupes, no tienes que agradecérmelo, nos vemos más
rato entonces.
Y salió prácticamente corriendo de la casa de los vecinos.
Ahora el que quedó completamente enmudecido fue Changmin, de
nuevo como ya es costumbre en este extraño día, perdió el sentido del tiempo y
sintió que todo pasaba en cámara lenta, Junsu le decía algo, así que intentó
prestarle atención.
-¿Y? -Preguntó Junsu.
-Perdón, no te escuché, ¿qué me preguntaste?
-Te pregunté, a qué hora se conocieron y porque le pediste
ese favor, si tú jamás pides favores. -Dijo esto Junsu con profunda curiosidad,
desde que lo conocía nunca lo había visto pedir un favor.
Changmin se alarmó, odiaba mentirle a Junsu, aunque fuese
algo estúpido como esto, solo lo hacía cuando no quería preocuparlo por algo.
Trató de inventar algo, lo más rápido que pudo.
-Sí, lo que pasa es que me lo encontré cuando venía de
regreso con las bolsas y justo recibí una llamada de trabajo, como me vio tan
cargado me quiso ayudar y me insistió tanto, que al final acepte su ayuda, y lo
conocí más temprano en la mañana, lo encontré un poco molesto, ¿no te parece? -Dijo
Changmin tratando de parecer desinteresado.
-Para nada, es muy simpático, además a ti todo el mundo te
parece molesto. -Le dijo Junsu riéndose. –Además no te parece que es muy…
-No. –Lo cortó Changmin, imaginándose lo que iba a decir el
otro.
-¿No? –Dijo Junsu algo asombrado. -Si no sabes lo que iba a
decir.
-Ah lo siento, no estaba prestando mucha atención. -Se rió
nerviosamente Changmin, quien aún no entendía porque estaba actuando de esa
forma.
-Te estaba diciendo, que cuando lo vi, pensé que era un modelo
o algo así. Cuando la abuela hablaba de lo atractivo que era, siempre pensé que
lo decía por lo mucho que lo quiere, pero ¿no crees que es muy apuesto? -Pregunto
Junsu con algo de envidia y admiración a la vez.
-Mmm no lo sé, sabes que no me fijo en esas cosas. -Mintió
nuevamente Changmin.
-Pero vamos Changmin, tienes que ser ciego para no verlo, pero
me alegra que no mires a otras personas. -Dijo Junsu con una sonrisa.
Changmin solo pudo sonreír también, pero con esa sonrisa que
ya estaba acostumbrado a utilizar, una que decía que todo estaba bien, que no
tenía de que preocuparse, no falsa, pero ya tan usada que a estas alturas lo
parecía.
Antes de que decidiera hacerse cargo de Junsu, Changmin ya
se había dado cuenta de los sentimientos de su amigo, aunque hubiera intentado
ocultarlos, su hermana que también era amiga de Junsu, se lo había dicho,
aunque al principio no le creyó. Cuando estaban en la escuela se dió cuenta de
que Junsu empezó a comportarse de forma diferente, ya no bromeaban como antes,
y se comenzó a alejar. Él empezó a salir con chicas y pensó que fue por eso el
leve alejamiento, así que en ese tiempo le pareció normal. Pero ya más grandes
fue imposible ignorarlo, en un comienzo se asustó, no quería que se alejaran,
quería mucho a Junsu como su mejor amigo
y no quería perderlo. Ya para ese entonces sabía que se sentía atraído por los
hombres y había experimentado con algunos, solo relaciones pasajeras, nada
serio, en parte porque ninguno logró capturar su atención como para algo más
serio y por otra, porque se sentía culpable, ya que por Junsu, no podía sentir
más que un profundo aprecio y no quería causarle dolor si lo veía saliendo con
otros hombres.
Después del accidente, no podía quedarse de brazos cruzados,
tenía que encontrar una solución para que sus pesadillas se terminaran y se le
ocurrió esa. Pero para convencerlo sabía que no iba a ser suficiente ser su
amigo, Junsu no lo dejaría afrontar ese sacrificio, así que tuvo que decirle
que él también lo quería más que como un amigo, al principio no le creyó, pero
con su persistencia terminó por convencerlo a él y a sus padres. Sabiendo todo
lo que eso significaba, dejar su trabajo, la cuidad, alejarse nuevamente de su
familia y lo más importante, renunciar a una vida real de pareja y dedicarse a
cuidar de alguien dependiente.
Con un suspiro, repasó los eventos del extraño día, todo fue
muy confuso, no supo porque se comportó de esa manera con el nieto de su vecina,
pero se dijo a sí mismo, que podía ser, por lo que dijo Junsu, que era como un
actor o un modelo – Definitivamente muy atractivo- y además lo vio
prácticamente desnudo, no una, sino dos veces, lo que podría perturbar a
cualquiera.
Con esa conclusión se calmó un poco. Pero mientras pensaba en
su particular vecino, recordó lo que dijo y le preguntó de inmediato a Junsu,
algo asustado.
-Junsu, ¿por-porque dijo que nos veríamos más tarde? –De
nuevo lo dijo tartamudeando, con un nerviosismo que aumentaba.
-Ahh verdad, la abuela nos invitó para hoy a una cena, para
que conozcamos a su nieto, debes estar feliz, aunque no seas muy sociable
adoras su comida. -Le dijo riendo Junsu.
-Sí, muy feliz. -Dijo Changmin, con un creciente malestar en
el estómago.
*
-¿En que más te puedo ayudar, Abue? –Preguntó Jaejoong.
-Pues ya estamos listos, es mejor que ya te vayas a cambiar.
-¿Segura? –Trató Jaejoong de atrasar lo inevitable, no
quería que llegara la hora de la cena, pero su abuela tenía razón, ya estaba
todo listo y él no se había cambiado desde que nadó en el lago.
Así que subió a su cuarto, que por cierto ya tenía cortinas,
suspiró Jaejoong, mientras recordaba los dos episodios con el vecino, pero
decidió que debía olvidarlo y apresurarse. Luego de una ducha rápida, escogió
un pantalón de jeans gris, que se ceñía perfectamente a sus delgadas piernas y
una camiseta delgada con mangas largas, de color negro con un sencillo diseño,
que también se amoldaba perfectamente a su cuerpo. Luego bajó para hacer
cualquier cosa que le ayudara a evitar pensar y que sus nervios se calmaran.
*
Changmin no se sentía muy diferente, pensó en inventar algo
para no ir, pero no se le ocurrió nada, así que ahora estaba a punto de tocar
el timbre de la casa vecina, con sus latidos cada vez más alterados, pero
concentrándose en parecer lo más normal posible.
Cuando sintió el timbre, Jaejoong tenía un paño en las manos
y lo dejó caer, pero se recompuso de inmediato y valientemente le dijo a su abuela que iba a
abrir la puerta.
Al abrirla, intentó enfocarse en mostrar sus dotes de
anfitrión y así lo hizo, les dio la bienvenida, e intentó no mostrarse
impresionado por lo apuesto que se veía el vecino gruñón. Luego de los saludos
de cortesía, la abuela, los hizo pasar de inmediato a la mesa, ya que no quería
que nada se enfriara. Por su parte Changmin se sentía muy tenso, e intentaba no
mirar a Jaejoong, que parecía muy amigable y sonriente, de hecho tenía una
hermosa sonrisa, de nuevo quiso golpearse en la cabeza por el rumbo que tomaban
sus pensamientos.
Una vez en la mesa, antes de comenzar a disfrutar de los
deliciosos platillos, la abuela presentó las creaciones que hicieron entre ella
y Jaejoong.
-¿También cocinas? –Preguntó Junsu, probando unos de los
platos que había preparado Jaejoong. –Esto esta delicioso. -Dijo Junsu
saboreando el kimchi jjigae del nieto de su vecina favorita.
-Sí, me gusta mucho, tuve a la mejor maestra. -Contó
Jaejoong, mirando a su abuela con cariño. Mientras enumeraba los platos que le
enseñó su abuela desde niño, Changmin decidió que tenía que probarlo, y cuando
lo hizo no pudo parar, era delicioso.
Mientras devoraba el platillo, finalmente se atrevió a
mirarlo, hablaba con una sonrisa que iluminaba su rostro, sobre sus recuerdos
de niñez y de nuevo se sintió hipnotizado, observó los detalles de su rostro,
el color de sus ojos, como también sonreía con ellos, el pequeño lunar debajo
del ojo izquierdo, su mirada descendió hasta sus labios y fue en ese momento en
que se asustó nuevamente y tuvo que detenerse, definitivamente no era nada
bueno lo que le estaba pasando. Sintió que alguien le tocaba el brazo y se dio
cuenta que era Junsu quien le decía algo.
-Sí, perdón ¿qué decías?
-Jaejoong te preguntó a qué te dedicabas. Parece que estabas
distraído comiendo. -Le dijo Junsu sonriendo.
-Ahh, si, está delicioso. -Dijo Changmin con sinceridad y
muy avergonzado. Haciendo un esfuerzo miró a Jaejoong a los ojos y le contestó.
-En una pequeña empresa de publicidad, contamos con un
pequeño equipo y estamos a cargo de marcas locales.
-Es muy modesto. -Interrumpió Junsu. -De hecho, él ayudó a
la creación de la empresa y está prácticamente a cargo, ahora una marca grande de
perfumes los quiere contratar, sobre todo porque cuando lo vieron, querían que
el modelo fuera Changmin, pero él no quiere hacerlo, ¿pueden creerlo?, yo le
digo que es una gran oportunidad, podría hacerse famoso.
Jaejoong y su abuela estaban absolutamente de acuerdo con
Junsu, pero fue la última la que lo dijo en voz alta.
-Por supuesto, serías un estupendo modelo, tienes todas las
condiciones para hacerlo, eres muy apuesto. -Dijo su vecina, con cariño.
Changmin no sabía dónde meterse, Junsu había hablado de más.
Tragándose un poco la vergüenza contestó.
-Es sólo que no sirvo para eso, no creo que pueda hacerlo,
no me gusta llamar la atención. Pero ya se va a resolver el asunto, y esperamos
que el contrato sea nuestro.
Jaejoong pensaba que era imposible que no llamara la
atención, era tan alto, con una complexión perfecta, con un tono de piel
bronceado natural, con un rostro… en este punto detuvo sus pensamientos, ya que
no podía pensar eso del gruñón que lo trato pésimo hace unas horas. Pero quería
saber más de él, por eso es que se atrevió a preguntar en que trabajaba, además
sintió su mirada, esa que sentía que lo atravesaba y lo ponía extremadamente
nervioso.
Continuaron cenando y charlando, sobre todo Jaejoong, que
era una gran conversador, al contrario de su vecino mal humorado, a él si le
gustaba ser el centro de atención, y además le servía para controlar sus nervios, en especial cuando
sentía la mirada de Changmin. Se mantuvo ocupado preguntando cosas a Junsu
principalmente, y contando sus historias de niño cuando visitaba a su abuela.
Una vez terminada la cena y ya avanzada la noche, la joven
pareja se disculpó porque debían irse, ya que era muy tarde y Junsu estaba un
poco cansado.
Mientras se estaban despidiendo, la amable anciana, vió algo
que la dejó muy inquieta. Algo que le molestó durante toda la cena. Si bien Changmin
siempre se comportaba tranquilo y serio con el resto de la gente, cuando estaba
con ella, se soltaba un poco y podía verlo siendo más él mismo, accesible y
sonriente, pero hoy estuvo, no solo muy callado, sino que también muy distraído
y algo nervioso. Por otra parte, su nieto, quien solía ser al contrario de su
joven vecino, muy extrovertido y sociable, y a pesar de que hoy no fue la excepción,
había algo extraño en su comportamiento, como si estuviera fingiendo o mejor
dicho sobreactuando y además, también notó cierto nerviosismo que intentaba por
todos los medios ocultar.
Y ahora cuando ambos jóvenes se despidieron, dándose la mano
y mirándose a los ojos, pudo saber porque estaba preocupada, ya que la vió, una
chispa, inconfundible para ella, y que la asustó mucho, porque fue de esas
chispas que tienen el potencial de convertirse en un incendio y en uno muy
grande. Así que mientras miraba a sus vecinos dirigirse a su casa y mirar nuevamente a su nieto,
deseó de todo corazón estar equivocada.
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